miércoles, 19 de mayo de 2010

Cabeza de Medusa - Caravaggio (1596)

Decir que la tarea de desmenuzar la Cabeza de Medusa de Caravaggio -que encontramos en la Galleria degli Uffizi en Florencia- es difícil es una completa subestimación. Difícil ni empieza a describirlo.


Después de harta investigación sobre el objeto de estudio, finalmente la pregunta que debería haber sido la intentada responder primeramente fue, paradójicamente, la última a la que me remití: Por qué la Medusa? Por qué mi fascinación con ella? Sin saber tanto, desde un principio, me llamó la atención. Las respuestas que obtuve mediante mi búsqueda resultaron en un momento confusas, el conocimiento resultó abrumador y absorbente; hay tantas concepciones e interpretaciones de su figura como escuelas, épocas, y finalmente, como sucede con toda apreciación: personas.

El personaje de Medusa nace en la mitología Griega: una Gorgona (dios monstruoso –como, cabe aclarar, son todos los dioses de la antigüedad, que no eran como los interpretan las religiones más “modernas”, benevolentes; sino todo lo contrario, dignos de ser temidos, con los que había que congraciarse-), hermana de otras dos, aunque la única mortal; que era descripta como de aspecto horrible: su cabeza estaba rodeada de serpientes y estaban armadas con grandes colmillos semejantes a los de un jabalí, sus manos eran de bronce, y tenían alas de oro; sus ojos centellaban y echaban una mirada tan penetrante que cualquiera que las mirase quedaba convertido en piedra. Nadie se animaba a acercarse a ellas salvo Poseidón, quién deja embarazada a Medusa, y de su unión nacen Pegaso (el caballo alado de Seiya) y Crisaor (un gigante de oro que no fue tan famoso).

Realmente una descripción atemorizante… pero a su vez poderosa, y a ojos de quién os escribe, con algunos aspectos un tanto admirables: las alas de oro y la mirada penetrante sugieren tanto temor como algo muy deseable: el respeto. Quizás por eso de pequeña sentí una afinidad con ella. Quizás desde entonces, como la niña tímida –aunque resulte difícil de creer, sí… lo soy- que miraba y observaba todo desde el rincón, deseaba que alguien encontrara en su (mi) figura alguien digno de respeto; justamente por esa manera un tanto particular de observar el mundo.

La descripción del relato mitológico Romano, sin embargo, es un tanto más benevolente con la pobre horrenda Medusa: Ovidio cuenta que Medusa era originalmente una bella solterona (pobre Medu, ese adjetivo es más espantoso que ella!), sacerdotisa del templo de Atenea; pero que cuando ella y Poseidón se acostaron en el templo, la enfurecida Atenea transformó sus cabellos en serpientes e hizo su cara tan horrible al ojo que su mera contemplación convertía a quién la mirara en piedra. No estaría demás mencionar que Atenea es una diosa ambigua: Es una diosa de la paz que hace la guerra. Sus atributos son el escudo (sobre el cual llevaba la cabeza cortada de Medusa que le había dado Perseo), la lanza, y égida. Es ingeniosa y protege a las hilanderas, los tejedores y las bordadoras –incluso más irónico para mí, la versión modernizada de ese conjunto de personajes-.

Creo que lo que quiero decir es que aquí, en quien expone, encontramos un poco de Medusa y un poco de Atenea y que esta ambigüedad, me atrevo a decir, se extiende a todos los seres.
Llegando al S.XX la figura de la Medusa es retomada por Freud en su grupo de ensayos publicado póstumamente llamado “Sexualidad y la Psicología del Amor”. En él, Freud interpreta la cabeza de Medusa como los genitales femeninos y el terror que causa en el niño descubrirlos por primera vez, generando el temor a su castración; terror que a su vez es mitigado por la presencia de las serpientes, una alegoría claramente fálica… OK, no vamos a descartar esta interpretación, más aún cuando podemos establecer una clara relación entre los mitos Griegos y la sexualidad humana (Edipo, Antígona… les suenan?); sin embargo, la haremos a un lado por el momento.


Quizás resulte aún más interesante y también un tanto más banal, la interpretación dada por las feministas del S.XX, grupo del que, otra vez, quien me conoce sabrá no soy muy partidaria. La imagen de la cabeza de la Medusa, sin el respaldo del mito, representa para este grupo la ira femenina… con eso si me puedo relacionar! Cómo es el dicho? “me están por salir canas verdes”? si me habrá pasado! Oh, Medusa! Cuánto tenemos en común en lo que la ira respecta!

Pero qué es la ira sino la impotencia? La angustia? El horror?

La cabeza de Medusa de Caravaggio representa ese mismo instante en que ella se encuentra con su propio reflejo, y se da cuenta de su espantosa imagen, y no sólo eso, sino que está desmembrada…y muriendo.


Caravaggio manifestó su devoción religiosa desde un punto de vista completamente nuevo que rompió con los cánones de la época -Contrarreforma-. Quisiera decir que adhiero a su sentir cuando decía que los Manieristas eran pobres de espíritu. Él meditó sobre las enseñanzas de los grandes maestros (Rafael, Tintoretto y Miguel Ángel) y les dio una interpretación propia: en ese momento estaba en auge la pintura histórica: aquella que relataba hechos históricos cristianos, antiguos, o mitológicos, y se llama de esa manera porque no representa exclusivamente acontecimientos, sino narra una historia. Cuando vemos una escena de Caravaggio, eso mismo es lo que vemos, una escena, suspendida en el tiempo, no nos narra la historia. Optó por dejar que el observador completara el relato con su propia imaginación e conclusión. No hay más que lo que se ve y a la vez… lo hay todo.

Este efecto lo consigue gracias a su inusual uso de la luz. Constante, surgida de un único haz. A su vez, su innovación –que podemos observar en otras obras de él- consistió en en vestir a sus personajes con ropajes modernos, y no fastuosos, sino que sus modelos eran personas comunes del pueblo (por eso llamado artista popular), recordando que la llamada de Cristo podría producirse igualmente aquí, ahora, de repente y dirigirse a cualquiera de nosotros. De esta prolífica obra, me gustaría destacar su “San Jerónimo Escribiendo” y “La Magdalena”.


Resulta curioso cómo, si bien casi siempre rechacé la religión; siempre fui buena amiga de Caravaggio, aún antes de enterarme de su carácter indómito –con el cual simpatizo, desde ya-; y aún más curioso, como, aunque siempre rechacé a los desagradables ofidios, la imagen de Medusa siempre despertó fascinación y me acompañó.


Finalmente, puede decirse que es verdad, que del odio al amor hay un solo paso, y uno no es excluyente del otro: todo es ambiguo. Y a eso –me atrevo a universalizar- nos remite esta obra.

Repito: fascinación, perplejidad, horror, angustia, ira, petrificación, fantasía, terror, etc., y por último, identificación. Nos hace mirarnos a nosotros mismos. Paradójicamente, no es un reflejo de ella lo que vemos en este escudo; sino un poderoso, profundo y reflexivo reflejo de nosotros mismos enfrentados a nuestros propios demonios
.




Bibliografía:

Hay un libro que cuyo nombre está faltando pero sin duda lo buscaré y le haré justicia lo antes posible.

próxima entrega: se aceptan sugerencias.

6 comentarios:

  1. Muy bueno. Propongo para la próxima "El grito" de Edvard Munch.
    Besos,

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  2. gracias! lo voy a tener en cuenta. Pero ya me decidí y va a ser "La Joven Martir" de Paul Delaroche.

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  3. La verdad que queda claro que fue una investigación ardua, con muchas opiniones y puntos de vistas. Creo que nunca había visto la obra, pero coincido con vos que sugiere cierta ambigüedad: amor- odio, atracción- rechazo. Te hace querer mirarla, analizarla, pero a la vez te da como asco o impresión.
    El manierismo como que deja más cosas en la pintura, es la sensación que me da, ese relato de los hechos como contaste, es muy valioso, cosa que en la arquitectura no lo veo. Siento a veces que los arquitectos del manierismo, querían ser diferentes a lo que se venía haciendo, pero en la búsqueda como que se quedaron en el camino. Muy prolijos, pero nada! jajaja estoy en mala...
    Me gustó mucho el informe, y conocer la obra a través de tus ojos.
    Un día me gustaría leer algo sobre Rembrant (no se si está bien escrito), si te parece :) Me encanta!

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  4. bueno, no se que pasa con el blog, pero no aparece mi anterior mensaje....
    ME ENCANTO EL INFORMEE!!!
    queremos mas!!!!
    uno de Rembrandt podra ser? :)

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  5. jime: me gusto.....creo q la conclusión final me remite algo a narciso, fascinacion enamoramiento contrapuesto conscientemente a la ira, al orgullo. El delirio de grandeza propio en nuestra naturaleza, habla mucho de nosotros mismo, lo ambiguo, como la medusa, es mas hay una obra de caravaggio referida a narciso bueno nada falshie

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  6. Adriana
    Excelente, una interpretación muy original y que al menos a mi me aporta un nuevo punto de vista.
    Interesante tambien como desde las sensaciones personales que despierta una obra se puede universalizar.
    La idea de seguir con "la Joven Martir" es excelente, y para la que le siga apoyo la idea de "El grito".
    Bs

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