sábado, 2 de abril de 2011

Louise Bourgeois, su madre, la mía, y la no-burocracia del sentido

Hoy me levanté feliz al mediodía pensando en lo absolutamente nada que iba a hacer durante el día. No me duró mucho el saborear mi futuro inmediato porque al ratito de abrir los ojos veo una llamada perdida de mi tía… “¡CHAN! ¡Me olvidé! ¡Habíamos quedado en ir a almorzar y a ver la muestra de Louise Bourgeois en PROA!”. Como el viernes a la noche tuve mi más que necesaria ración de comida (por no decir que comí como un -insertar eufemismo como los que sólo a mi madre se le pueden ocurrir-), quedamos en que me pasara a buscar a las cuatro de la tarde.

A las cinco llegamos para la visita guiada. Para nuestra sorpresa, esa visita estaba guiada por Daniel Molina. ¡Qué delicia! Después de un comienzo un poco dificultoso por la cantidad de gente y ruidos, pasamos al auditorio donde Daniel nos cautivó con las historias de Louise y su visión “angustiadísima” de la vida y las relaciones. Luego de esa charla, decidimos dar una vueltita más para ver la muestra más detenidamente y con este nuevo aire que nos había dejado el mitin.

Cuando nos metimos en el auto le comentaba yo a la tía que en general mi manera de recorrer una muestra de arte o un museo no era pararme delante de las obras mucho tiempo. Para ser una persona sensible al arte, no tengo paciencia para detenerme delante de una obra. Lo que hago entonces es recorrer, y si algo me hizo ojo o me llamó la atención, recurro a internet o algún libro que ande en casa para que me cuente más sobre eso, para poder reflexionar más fría o tranquilamente. decir esto resulta un tanto contradictorio porque ¿Por qué elegiría entonces sentarme a leer sobre algo que ya vi y tratar de analizarlo después, cuando mi cabeza va a ir a cien mil por hora (como me está pasando ahora que recorro las obras y las citas y me dan ganas de llorar, pensar y escribir) y la ansiedad será cada vez mayor al ir redescubriendo el sentido de lo expuesto? Bueno, he mencionado ya una vez lo mucho que disfruto de tener muchísimo que hacer y putear y enojarme, sólo por el goce que me produce despotricar.

¿Qué pasa entonces? ¿Por qué estoy escribiendo?

Este blog comenzó con la idea (de la Ana muy estructurada que soy y pretendo aparentar no ser) de esclarecer el sentido, y por ello, la relevancia de algunas obras de arte (ojalá de todas, pero no sé si voy a vivir lo suficiente para hacerlo, -hoy Daniel Molina decía que, contrario al pensamiento popular de que hay que vivir feliz para vivir mucho, había que estar angustiado, y el mejor ejemplo era Louise Bourgeois, ya que era una mujer que vivió, cito textualmente, ¡angustiadísima!... y yo por suerte, aunque tengo mis momentos, no vivo así); pero hoy no voy a hacer eso, no me voy a poner en maestra ciruela y explicarles cómo la obra de Louise Bourgeois es relevante dentro de nuestro contexto histórico-cultural.

No.

En parte porque otra de las cosas que dijo Daniel sobre su obra, y extendió esta afirmación al arte en general, era que no todo tiene que tener sentido... a veces había que renunciar a la burocracia del sentido.

… Silencio… y los rostros de Ana y su tía se transformaban en El Grito de Munch… o Kevin frente al espejo en Mi Pobre Angelito, lo que más les guste.

¿O sea que todo este tiempo y esta búsqueda son vanos? ¿Me estás diciendo que no le busque sentido a todo? ¿Pero qué clase de comentario es ese? Y ¿Cómo osás a decirnos a NOSOTRAS, las buscadoras de sentido por excelencia, que no todo tiene que ser así? ¿GUAT?

A veces sólo toma que alguien lo diga por uno. Escuchar eso de quién vino nos hizo sentir a la vez al borde del vacío de lo desconocido y liberadas… A veces resulta liberador estar al borde del vacío, ¿no?, digo…

En palabras de Louise:


What interests me is the conquering of the fear, the hiding, the running away from it, facing it, exorcising it, being ashamed of it, and, finally, being afraid of being afraid.


Lo que me interesa es la conquista del miedo, el esconderse, el huir de él, enfrentarlo, exorcizarlo, avergonzarse de él, y, finalmente, tener miedo de tener miedo.
Creo que algo sé sobre el miedo. Y también sobre conquistarlo. Siempre comento que hace unos años una ginecóloga mía me señaló que cada vez que tenía que hacerme algo, yo, notoriamente aterrada, le decía que prefería hacerlo en el momento y no sacar una fecha distinta (si, claro, si digo que voy otro día ¡nunca iría!.. ¡Yo soy muy cagón! ¡De chiquito que soy cagón!).

 Una de las obras que fotografié (llevé la cámara en afán de sacar algo interesante y cool pero, para variar, me olvidé de chequear y no tenía mucha batería así que sólo pude sacar un par) se llama "I Am Afraid" (Tengo Miedo). Un tejido de 110,5 x 182,9 cm.

Tengo miedo al silencio
Tengo miedo a la oscuridad
Tengo miedo de caerme
Tengo miedo al insomnio
Tengo miedo al vacío

¿Falta algo?
Si, falta algo y siempre faltará
La experiencia del vacío

Faltar
¿Qué te falta?
Nada
Soy imperfecta pero no me falta nada
Tal vez me falta algo pero como no lo sé no sufro
Estómago vacío casa vacía botella vacía
Caer en un vacío es señal del abandono de la madre.


Mientras voy transcribiendo, no puedo evitar pensar:

Tengo miedo al insomnio: ¡Yo sufro de insomnio! pero ya no le tengo tanto miedo, más me irrita y cuando me doy cuenta que no tiene sentido seguir peleándolo, me entrego (uff ¡cuánto podría seguir analizando esta ‘reflexión´ sobre la entrega! -hay mucha terapia acá, si, si)”
Tengo miedo al vacío: Claramente yo también, y lo comenté hace unos posts, esa vez que me enojé mucho, mucho y decidí usar el blog para descargar, ¿recuerdan?
Botella vacía: ¡Eso sí me da miedo! Jajaja. Bah, más que miedo, pena, ¡no hay más!

Yo también tengo miedo.

¿Soy la única?

Miedo a quedarme sola, miedo a que no me quieran, miedo al rechazo, miedo a la demanda del otro, miedo a compartir, miedo al abandono, miedo a que las cosas fallen, miedo a crecer, miedo a mí misma, miedo al miedo.

"Mal de muchos, consuelo de tontos", dicen. Pero si Louise Bourgeois consiguió que yo me sentara a escribir y compartir con ustedes, es porque su mal me inspiró y hasta quizás me hizo sentir acompañada… y quizás sentí más miedo y a la vez más ganas de enfrentarlo que nunca. Hablo del miedo a volver a escribir. Pero no puedo no hacerlo: Mientras revisaba las fotos y chusmeaba las citas de la artista por internet sentía cómo mi cabeza empezaba con su bola de nieve de conjeturas y conexiones aparentemente incoherentes pero coherentes a la vez (¿ya mencioné mi tendencia al a contradicción?) y lo único que podía hacer al respecto era escribir. Estoy, ahora, saltando hacia el vacío, enfrentando el miedo.

En fin… por último, y como si fuera una sesión de terapia (la obra de Louise se relaciona con el sexo, la mujer, las relaciones, los vínculos familiares… y la psicología –ella se analizó por años); dejo el interrogante mayor para el final: la última frase dice que caer en el vacío es señal del abandono de la madre. Qué curioso cómo se dan las cosas en la vida de manera tan azarosa y oportuna a veces a la vez. Mi madre está por regresar (aclaro -en parte proque mi pobre madre se va a caer de un infarto frente a la pantalla creyendo que digo que me abandonó- que no pienso eso), y yo voy a ver a esta artista que toma como uno de sus temas principales la relación con la madre… Jajaja, ahí voy otra vez, tratando de buscar significado a todo en vez de entregarme a la no-burocracia.

Agreguen “tengo miedo a la vuelta de mi madre” a la lista.

¿A qué temen ustedes? ¿Cómo lo enfrentan? ¿Les da miedo expresarlo?¿Cuándo fue la última vez que algo les dió pánico?

Un cariño, y un par de fotos de la muestra.

"I Am Afraid"

The Arch of Hysteria

Daniel Molina deleitándonos

"Maman" - "Mamá"